SUBDIRECCIÓN SERVICIOS AUXILIARES DE DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO
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EQUIPO DE TERAPIA INTRAVENOSA E.T.I.
EQUIPO DE TERAPIA INTRAVENOSA
El Instituto Nacional de Cancerología, fundado desde noviembre de 1946, ve hasta el año de 1985, el trabajo de un Infectólogo en el hospital, como parte de un estudio de investigación, en donde participaron cinco Institutos Nacionales de Salud, se implementa un programa piloto de vigilancia y reporte de infecciones nosocomiales, para ello, se entrenaron enfermeras de cada institución y los hospitales recibían la visita de apoyo de Infectólogos del Instituto Nacional de la Nutrición y Ciencias Médicas “Salvador Zubirán”. La primera enfermera del INCan que participó en este programa, fue Patricia Téllez y la Dra. Patricia Volkow, fue la responsable de dar el apoyo médico en el Instituto. Esta incursión fue breve, de apenas algunos meses y no fue sino hasta el año de 1986, cuando siendo Director General el Dr. Arturo Beltrán, contratan al Dr. Sergio Lazo de la Vega como Médico Infectólogo. Cuando el Dr. Lazo de la Vega llega al hospital, inicia la integración de un comité de control de infecciones, así es como la enseñanza del joven Infectólogo inicia la vigilancia en mayo de 1986, con la Enf. Grisel Aranda Cortés y al año siguiente se integra la Enf. Margarita de la Rosa.
La administración de quimioterapia es uno de los procedimientos claves en el manejo del paciente oncológico. En su mayoría se da en el contexto del paciente ambulatorio que acude a la Unidad de aplicación externa de quimioterapia para su atención. Ello permite que el paciente siga insertado en su cotidianidad, sin necesidad de permanecer hospitalizado. El modelo puede extenderse no sólo a la aplicación dentro del área por un periodo de infusión que puede ser de 30 minutos hasta varias horas, sino que este modelo puede extenderse al domicilio del paciente con el uso de las bombas mecánicas de infusión llamadas infusores. Con estos dispositivos es posible administrar por varios días agentes antineoplásicos o dar el apoyo IV para manejo del dolor o antiemético. Este modelo permite evitar la hospitalización del paciente que recibe terapia intravenosa, con un ahorro de días cama, mejora en la calidad de vida y reducción de infecciones nosocomiales.
El programa de vigilancia de infecciones nosocomiales, pronto detectó el problema de infecciones relacionadas con el uso de catéteres venosos centrales de larga y corta estancia, una herramienta indispensable para el manejo del enfermo con cáncer que recibe quimioterapia. Para dar solución a este problema, el Dr. Juan Zinser, junto con el Dr. Lazo de la Vega, plantean la formación de un equipo de terapia Intravenosa, para ello se envía para su capacitación al Hospital Anderson en Houston Texas, a la joven y entusiasta Enf. Margarita de la Rosa, que a su regreso entrena a la que fuese la primera enfermera y fundadora del Equipo de Terapia Intravenosa, Carolina Vázquez Garrido, a los 6 meses se integró la Enf. Rosa María Báez Martínez y al siguiente año Odilia Téllez Miranda. El primer año se instalaron y controlaron 68 catéteres, el número de pacientes se incremento año con año y para el 2005, se instalaron mas de 1,100 catéteres y se mantienen en control 700 catéteres al mes. El Equipo de Terapia Intravenosa, creció al ritmo y tamaño del reto que ha ido enfrentando hoy, trabajando nueve enfermeras y dos trabajadores administrativos, distribuidos en dos turnos, que brindan al paciente con cáncer que requiere una vía intravenosa central de larga estancia, la seguridad y el confort para enfrentar esta enfermedad.
De manera paralela, el Comité de Control de Infecciones Nosocomiales, ha ido creciendo y se han ido integrando jóvenes enfermeras al programa de detección y control de infecciones nosocomiales, hoy tiene cinco miembros, encargados no solo de la vigilancia y reporte, sino se ha establecido un programa de educación continua para estandarizar los procesos de enfermería, encaminados a la prevención de infecciones nosocomiales. Las enfermeras que hoy lo integran el equipo de control de infecciones nosocomiales son: Silvia Sandoval, Patricia Gordillo, Ángeles Martínez, Bertha Garcia Pineda.
EL PROCESO DE ATENCIÓN CLÍNICA DEL PACIENTE CON CÁNCER
El cáncer representa una de las grandes amenazas de la edad moderna. Ello se hace patente con el incremento sostenido de casos nuevos de cáncer en las últimas dos décadas. Este panorama tiene sin duda una luz de esperanza: los grandes avances que se han logrado en el tratamiento de las enfermedades malignas en los últimos años. Estos avances han cambiado drásticamente el pronóstico de miles de enfermos con cáncer.
Sin embargo, estos avances en la terapéutica se constituyen hoy como un reto para la práctica de la medicina moderna. Este reto no esta sólo en la disposición de recursos humanos y materiales, sino también en traducir a la atención médica cotidiana, la información científica hasta hoy acumulada, que permita hacer una realidad los beneficios informados en los estudios de investigación con los diferentes esquemas de tratamiento a los pacientes en los diferentes países y con la enorme disparidad de infraestructura que exhiben los diferentes sistemas de salud en el mundo.
El tratamiento de un enfermo con el diagnóstico de cáncer requiere, a diferencia de los que sucede con otras disciplinas clínicas, de un equipo multidisciplinarios de trabajo, donde la intervención de cada una de sus partes es indispensable para alcanzar el éxito con los diferentes esquemas de manejo. La intervención oncológica requiere de procesos de atención repetitivos, con personal altamente especializado en sus funciones; por ello han surgido los centros oncológicos o los Servicios de Oncología especializados, que son verdaderas organizaciones, como cadenas de producción en serie, donde el producto final es reproducir con éxito esquemas de tratamiento probados para ofrecer los mejores expectativas al paciente traducidas en supervivencia y buena calidad de vida.
Varios son los aspectos, todos ellos indispensables, en esta cadena productiva: el primero: potestad exclusiva del médico oncólogo que implica la evaluación clínica del paciente y la prescripción del esquema adecuado. Los siguientes pasos, posteriores a la prescripción médicas son igualmente complejos y en ellos están involucran un gran número de trabajadores de la salud, enfermeras, químicos, médicos de otras disciplinas y trabajadores administrativos. Un grupo clave es aquel involucrado en el manejo y control de los accesos venosos, la administración de la quimioterapia en el orden correcto, con la solución adecuada, en el tiempo de infusión fijado, la prevención de accidentes durante la administración, aprovisionamiento de sangre y productos sanguíneos seguros, la prevención de infecciones y complicaciones relacionadas con la terapia intravenosa.
LA VÍA INTRAVENOSA
El tratamiento oncológico requiere frecuentemente la administración repetida de medicamentos altamente irritantes y vesicantes. Por ello, los accesos venosos son piedra angular en el manejo del paciente con cáncer; en particular los catéteres venosos de larga estancia o denominados a permanencia prolongada. El catéter venoso constituye un puente entre el medio exterior y el torrente sanguíneo, por ello se han elaborado diferentes estrategias con el fin de prolongar la estancia de estos catéteres libres de complicaciones, cuya principal amenaza lo constituyen las infecciones seguidas de los eventos trombóticos. Estas estrategias van desde diferentes materiales, silicone, poliuretano, algunos de ellos impregnados con heparina o antibióticos, cojinetes de dacrón para formar una barrera protectora entre el torrente vascular y el medio ambiente, otros implantados quirúrgicamente debajo de la piel. Todos estos han brindado algún beneficio, unos mas otros menos en reducir estos riesgos. Sin duda, la estrategia mas eficiente lo constituyen los llamados Equipos de Terapia Intravenosa, formados por enfermeras especialistas en el cuidado y vigilancia de los catéteres venosos centrales. Estos Equipos están constituidos por enfermeras, médicos y la participación del paciente y la familia a través de un proceso de enseñanza. La instalación de los catéteres se hace con técnica de barrera máxima, por personal médico capacitado con el apoyo y supervisión de las enfermeras de ETI. El cuidado posterior del sitio de inserción los hacen exclusivamente las enfermeras del ETI con técnica estéril. La heparinización del catéter lo hace el paciente o el familiar, quienes aprenden a través de un proceso de enseñanza teórico práctico impartido con material audiovisual y por personal de ETI. Este procedimiento se realiza en casa, además se les capacita para identificar los signos o síntomas de complicaciones relacionadas al catéter. En este caso, el cuidado del catéter se convierte en un compromiso compartido entre la institución y el paciente y su familia.
Titular
Dra. Patricia Volkow Fernández
Subdirectora de Servicios Auxiliares de Diagnóstico y Tratamiento
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